Primero: esfuércese por tener siempre un aspecto impecable.
Segundo: hable con autoridad pero sólo de hechos evidentes y comprobados.
Tercero: escuche como los demás discuten el problema. Ataque entonces un asunto trivial y apabulle a los otros.
Cuarto: si un subordinado le hace una pregunta inoportuna, mírelo como si se hubiera vuelto loco. Cuando dirija la vista al suelo, hágale a él la misma pregunta con otras palabras.
Quinto: cuando salga del despacho, camine con rapidez. Esto reduce al máximo las preguntas de subordinados y superiores.
Sexto: cuando salga del despacho, siempre agarre una hoja de papel para que vean que está ocupado.
Séptimo: Mantenga siempre cerrada la puerta de su despacho. Esto hará que sus visitantes se pongan a la defensiva o piense que usted está en una reunión importante.