Un hombre fue citado para una investigación fiscal del Ministerio de Hacienda. Asustado, preguntó a su contador de qué manera vestir.
—Usá harapos!, “que piensen que eres mendigo”, replicó el contable.
Cuando preguntó a su abogado, éste le dio exactamente el consejo contrario:
—No dejes que te intimiden! Usá tu traje y corbata más elegantes!
Confundido, el hombre se va a la Iglesia con el sacerdote, y le cuenta los dos consejos opuestos y le pide su opinión.
El sacerdote durante un buen momento estuvo frotándose la barbilla, y luego de repente, levantando el dedo le dice:
—Déjame contarte una historia: Una mujer, a punto de casarse, le preguntó a su madre que ponerse en su noche de bodas. “Ponte una bata pesada, de franela, que te llegue al cuello” le dijo la madre. Cuando preguntó a su mejor amiga, esta le dio el consejo opuesto: “Ponte el negligé más pequeño y transparente que puedas encontrar y con un escote que te llegue hasta el ombligo”.
—Pero Padre, que tiene que ver eso con mis impuestos?
El Sacerdote le contesta:
—No importa como vistas hijo mío, hagas lo que hagas y te vistas como te vistas... Te van a cojer!!!
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