La indecisión acorta la tarea y traslada a otra persona (el jefe que puso la fecha límite) la responsabilidad de que se concluya.
Reduce la ansiedad, ya que disminuye la calidad esperada del proyecto por tener que hacerlo en tan poco tiempo.
Se gana prestigio ante los demás, y ante uno mismo, ya que se supone que la importancia del trabajo justifica la tensión nerviosa.
Generalmente, también se puede conseguir evitar las interrupciones (por ejemplo, que le asignen nuevas tareas) para que el trabajador, evidentemente, agobiado se pueda concentrar en lo que está haciendo.
La indecisión evita el aburrimiento. Nunca se tiene la sensación de que no hay nada importante que hacer.
Se puede eliminar la tarea, en el caso de que deje de hacer falta antes de que esté concluida.