LexiVox
Ir a: BuscarComentariosEtiquetasEstadísticas

Buscar normas

Buscar las normas por los textos de su contenido o de su metadata

junio/1999

noviembre/2008

octubre/2005

abril/2005

decreto supremo

julio/2005 38 diciembre/2008 44 julio/2004 37 abril/2004 35 febrero/1969 57 decreto presidencial 36 22 de diciembre de 2005 37 septiembre/2004 54 julio/2002 48 mayo/1992 44 ley 86 noviembre/2004 45 agosto/2004 36 abril/2008 37 enero/2004 36 diciembre/2005 85 mayo/2004 61 noviembre/2011 52 mayo/2008 42 junio/2004 54 marzo/1993 43 2005-12-20 36 noviembre/1968 43 julio/2009 35 junio/1969 47 noviembre/2006 35 diciembre/2004 71 julio/1993 35 agosto/1969 42 octubre/2004 37 septiembre/2005 40 diciembre/2001 42 octubre/1991 43 mayo/1997 42 31 de julio de 1997 54 junio/1997 43 agosto/2007 36 octubre/2000 37 julio/1997 92 julio/1969 45
Ir a: BuscarComentariosEtiquetasEstadísticas
 
Humor Lexivox humor

Inocente!

Caminaba el hombre cabizbajo pues le habían echado de su octavo trabajo. Y ni en éste ni en los siete anteriores, había llegado a durar una semana. Su mujer, que se había casado con él en una noche de borrachera, le había abandonado tan sólo dos días después. Su único hijo, producto de esa misma noche de borrachera, le odiaba y no quería saber nada de él. Hasta sus amigos le habrían abandonado si alguna vez los hubiese tenido. Se podría decir que estaba deprimido y desesperado y decidió lanzarse al Choqueyapu. Tomó impulso y al ir a saltar, escuchó una vocecilla:

– ¡¡¡Nooo!!!, ¡¡no lo hagas!!

Sobresaltado paró.

Luego pensó que habría sido su subconsciente y volvió a tomar impulso. De nuevo, al ir a saltar, escuchó la vocecilla que le decía:

– ¡¡¡Nooo!!!, ¡¡por favor!!, no lo hagas ¡Si saltas, me aplastarás!

Se asomó y allí lo único que vio fue una enorme rana que le estaba hablando. Y le contestó:

– Mira, es que resulta que quiero suicidarme.

– Bueno pues si de todas formas te vas a suicidar, antes podrías hacerme un favor. Resulta que no soy una rana, sino un humano que sufre un encantamiento. Para romper el encantamiento lo único que tienes que hacer es darme por culo.

– ¿Dar por culo a una rana? ¡Qué asco!

– ¿Qué más te da si te vas a suicidar? Así haces una buena obra.

Así que aquel buen hombre cogió a la rana, se escondió con ella en un lavabo público y comenzó a romper el hechizo dando por culo al animalito. En esto que el hechizo se rompió y la rana se transformó en un señor calvo que chillaba como un loco.

... Y esta es la versión de mi defendido, señor juez.

Sonreir otro poco...

CopyLeft LexiVox 2011 - La Paz, Bolivia
Sitio impulsado por DeveNet.Net - software para Internet

Valid XHTML 1.0 Strict   ¡CSS Válido!