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Un abogado se muere y toca las puertas del cielo, y sale San Pedro y le pregunta:

—¿Qué quieres?

—¡Entrar! —Le responde en tono muy rebelde.

—Y tú, ¿quién eres? —Le replica San Pedro.

—Y tú, ¿quién eres que me preguntas? —responde a su vez el abogado mostrando una pizca de picardía.

—¿No me reconoces?, soy San Pedro, la mano derecha de Dios.

—¿Y tienes contrato de trabajo? —Le pregunta el abogado.

—Espera, espera —responde el santo y se va directo a ver al Hijo de Dios— Jesús ven, el de afuera me pide contrato de trabajo.

—¿Quién es?

—¡No sé!

Entonces sale Jesús... Le pregunta lo mismo, y el abogado le responde igual pero a él le pide partida de nacimiento.

—Espera, espera —dice incómodo y va en busca de su madre que tiene más paciencia que un santo— María anda a ver al de afuera.

Sale María...

—¿Qué quieres?

—Entrar, —le responde el abogado.

—¿Y quién eres?

—Y tú, ¿quién eres?

—Soy María, le dice, la esposa de Dios.

—Muéstrame el acta de matrimonio, dice el abogado.

—Espera un momento por favor —le dice gentilmente María y entra presurosa al cielo.

—Dios, ven a ver al de afuera.

—Sale Dios.

—¿Qué quieres? Le pregunta Dios.

—¡Entrar!

—Y tú, ¿quién eres?

—Soy Dios, el dueño de todo esto.

—¿Y tienes el contrato de compra y venta?

Sonreir otro poco...

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