La madre lleva a su hijito de ocho años a un abogado.
—Disculpe, doctor, que lo moleste por una tontería. Pero quisiera decirle a mi hijo que no es posible querer casarse con una vedette de veinticinco años, por más enamorado que esté.
—¡Señora, por supuesto que no puede casarse!
La madre mira al chico:
—¿Viste, hijo, que era como yo te decía? No vas a tener más remedio que divorciarte...
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